9 agosto 2014

La noche 4



¿Qué es la noche? – uno se pregunta hoy y siempre.
La noche, es una revelación no revelada.
Acaso un muerto poderoso y tenaz,
quizá un cuerpo perdido en la propia noche.
En realidad, una hondura, un espacio inimaginable.
Una entidad tenebrosa y sutil, tal vez parecida
al cuerpo que te habita,
y que sin duda oculta muchas claves de la noche.

*
Cuando pienso en el misterio de la noche, imagino
el misterio de tu cuerpo,
que es sólo una manera de ser de la noche;
yo sé de verdad que el cuerpo que te habita no es sino
la oscuridad de tu cuerpo;
y tal oscuridad se difunde bajo el signo de la noche.
En las infinitas concavidades de tu cuerpo, existen
infinitos reinos de oscuridad;
y esto es algo que llama a la meditación.
Este cuerpo, cerrado, secreto y prohibido;
este cuerpo, ajeno y temible,
y jamás adivinado, ni presentido.
Y es como un resplandor, o como una sombra:
sólo se deja sentir desde lejos o en lo recóndito,
y con una soledad excesiva, que no te pertenece a ti.
Y sólo se deja sentir con un pálpito, con una temperatura,
y con un dolor que no te pertenece a ti.

Si algo me sobrecoge, es la imagen que me imagina,
en la distancia;
se escucha una respiración en mis adentros.
El cuerpo respira en mis adentros.
La oscuridad me preocupa –la noche del cuerpo me preocupa.
El cuerpo de la noche y la muerte del cuerpo,
son cosas que me preocupan.

*
Y yo me pregunto:
¿Qué es tu cuerpo? Yo no sé si te has preguntado
alguna vez qué es tu cuerpo.
Es un trance grave y difícil.
Yo me he acercado una vez a mi cuerpo;
y habiendo comprendido que jamás lo había visto,
aunque lo llevaba a cuestas,
le he preguntado quién era;
y una voz, en el silencio, me ha dicho:

Yo soy el cuerpo que te habita, y estoy aquí, en las oscuridades, y
te duelo, y te vivo, y te muero.
Pero no soy tu cuerpo. Yo soy la noche.



Jaime Saenz


Prague | photo by 
 

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